Infecciones congénitas (TORCH)

TORCH es el acrónimo que se usa para describir un grupo de enfermedades infecciosas que se transmiten de la madre al feto durante el embarazo, lo que se conoce como infecciones congénitas. Las siglas corresponden a las iniciales en inglés de Toxoplasmosis, Otras - como sífilis, sida, VEB, varicela, etc. -, Rubeóla, Citomegalovirus y Herpes simple. La elevada morbilidad y mortalidad fetal y neonatal, y la presencia de importantes secuelas, hace que la infección congénita sea un problema de salud pública de gran magnitud. Por tanto, es necesario su prevención, diagnóstico, seguimiento y tratamiento, antes, durante y después de la gestación.

La transmisión de estas enfermedades puede ocurrir fundamentalmente a través de la placenta o por el contacto directo con el microorganismo en el canal del parto. En raras ocarsiones, puede transmitirse por infecciones genitourinarias o por procedimientos invasivos durante la gestación. Como prevención se utiliza la inmunización universal de la población, detección durante la gestación de estas enfermedades mediante pruebas serológicas, inmunización de la gestante con vacunas de virus inactivos, y evitar durante el embarazo situaciones posibles de contagio. El diagnóstico de este panel de enfermedades se hace mediante un grupo de pruebas tanto a las embarazadas, como al feto, como al recién nacido. A la embarazada se le toma una muestra de sangre para detectar anticuerpos frente a estas enfermedades. Al feto se le toma una muestra de sangre a través del cordón umbilical (cordocentesis) para identificar anticuerpos, o se toma una muestra del líquido amniótico (amniocentésis) para detectar el patógeno. Durante la gestación, se hacen eocografías para determinar si hay alguna alteración susceptible de ser debida a una enfermedad congénita. En el nacimiento, ante la sospecha de infección congénita, se realiza un cultivo de tejido placentario. Y ya por último, al recién nacido se le toma muestra de sangre, normalmente del talón, para detectar anticuerpos frente a estas enfermedades. Para el diagnóstico clínico de complicaciones neurológicas, se utiliza ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética.

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